El nuevo restaurante Maná 75º se ubica en los bajos de un edificio de oficinas acristalado en el Paseo Joan de Borbó de Barcelona, junto al mar. En una localización excepcional por su cercanía a la playa y a otros edificios tan conocidos como el W Hotel; un lugar de paseo para locales y turistas. El estudio Turull Sörensen supo interpretar desde un principio el tipo de establecimiento que querían sus clientes.
Propietarios de otro restaurante especializado en arroces en Calafell (Tarragona), ahora buscaban dar el salto a la ciudad de Barcelona y crear un local que funcionara todo el año, en una zona de influencia turística.
El local resultante transmite positivismo, color, disfrute, Mediterráneo e invita a compartir la experiencia culinaria con amigos o en familia, en petit comité o en grupo. La calidad de la propuesta gastronómica, las paellas, es protagonista, gracias a una cocina a la vista de los clientes.
El espacio, diáfano, de gran formato y con tres fachadas acristaladas, supuso un reto para la distribución y la zonificación. El interiorismo que se buscaba debía aportar confort, pero también frescura, informalidad controlada y elegancia.
El espacio definitivo se distribuye principalmente en tres zonas: la zona perimetral, la zona central y la zona técnica (cocina).
Zona perimetral
La circulación por el espacio comienza por la recepción y chill out. Un área levantada a nivel de calle (tres peldaños) donde esperar o tomar algo de manera más informal. Se trata de un espacio más relajado, visible desde la calle y que sirve de reclamo. Consta de un mueble de recepción, una pequeña barra que puede dar servicio a clientes y camareros, y una zona chill out donde los clientes pueden esperar o tomar algo más ligero, con mesas bajas y bancos tapizados con telas de rayas de distintos colores, acompañados de puffs, también tapizados en diferentes estampados . Desde ahí se accede al espacio central mediante una ligera rampa (hay también un espacio secundario más utilizado por los camareros).
El espacio de comedor está trabajado con un banco perimetral que se ha ido “rompiendo” para crear grupos, por ejemplo, mediante una barra de apoyo para botellería y para, en un futuro, atender a los comensales de la terraza (que está en fase de desarrollo).
Esta zona perimetral permite agrupar a las personas cerca de la luz de las ventanas. Una luz tamizada con unas celosías móviles que filtran la luz, con un trenzado -estilo Cannage- que recuerda al de las clásicas sillas de mimbre. También se han colgado unas estanterías metálicas fijas para apoyar elementos de attrezzo, como velas o jarrones, que aportan calidez al espacio. Entre la ventana y el banco perimetral hay un espacio de unos 50 cm para colocar estos paneles y bandejas.
El diseño de este perímetro arropa todo el espacio central y permite, además, disfrutar de las vistas a todo el local y a la zona de cocina, donde se preparan las paellas a la vista de todos.
Para aportar confort a un espacio tan grande y único, se conformó este banco que recorre la fachada. También, se trató el techo de manera heterogénea, cubriéndolo con lonas colgadas de diferentes tejidos y colores. Rayas marineras, estampados alegres, una mezcla intencionadamente profusa. Los tejidos menguan el techo en relación a la zona central, al tiempo que ayudan a ensordecer el ruido ambiental.
El trabajo perimetral acota el espacio y aporta espectacularidad, jugando a una cierta intimidad sin perder luz natural.
Zona central
En el centro del local se ha mantenido la altura original, trabajando la acústica. El techo es de hormigón visto, en blanco, con instalaciones vistas y con un juego de círculos en diferentes alturas y materiales: de esparto y espejados, para aportar profundidad. La geometría circular remite a las paellas, hasta convertirla en un recurso de diseño.
Se trató de evitar a toda costa que el comensal tuviera la sensación de estar desubicado o en un lugar desacertado. Para ello, se crearon dos muebles de madera a medida que integran de manera fluida distintas mesas. Los respaldos unen y dibujan diferentes tamaños de círculos, de mesas (de hasta 12 personas), “atrapando” diferentes usos en un mismo volumen, incluyendo muebles de apoyo para los camareros. Así, el centro del restaurante se convierte también en un espacio genuino.
Desde el salón, las vistas se centran en la barra elevada donde se cocinan hasta 18 paellas al mismo tiempo. El comensal puede ver a los cocineros en acción, y viceversa, ellos tienen la posibilidad de cerciorarse del nivel de satisfacción del comensal. La altura de la barra -desde la perspectiva del salón-, facilita la recogida de las paellas a los camareros, que las colocan a la altura de sus hombros para transportarlas mejor hasta las mesas.
Cocina
La zona de cocina actúa de punto de atención, de escenario. Vista desde la zona del cliente, se mantiene una trazada contínua: la barra se forra de tablones de madera de roble pintados en distintos colores, cortados a la altura de los respaldos de las sillas, para integrarlos al máximo en la decoración del salón. Bajo la barra también se ha habilitado una estantería de almacenaje, de apoyo para los camareros. La parte alta de la barra, de hormigón, cuenta con una bandeja técnica, con todos los quemadores/paelleros arriba. La parte interior de la barra es de acero. La cocina tiene unas enormes campanas, que aspiran el olor para que éste no invada el salón. Todo el trabajo de preparación en la cocina, o almacenaje, está a la vista.
Iluminación
Ha habido un trabajo de modulación de la luz natural, gracias a las celosías perimetrales. Durante la noche, la iluminación puntual, cálida, acompañada por las velas colocadas en las bandejas metálicas colgantes, aportan una iluminación festiva, elegante y muy mediterránea. Los cilindros de iluminación puntual sobre las mesas perimetrales se han realizado a medida con un sistema de varillas que permite desplazar las luminarias horizontalmente, para, en caso de mover las mesas (juntándolas para crear un grupo de más comensales), sigan iluminando al centro. Iluminación blanca para la parte técnica (cocina).
Localización: Paseo Juan de Borbó 101 de Barcelona, en la Barceloneta, muy cerca de la playa de Sant Sebastián. Superficie: 520 m2 interior + 500m2 de terraza.
Fuente: Turull-Söresnsen Arquitectos
Fotografías: @Meritxell Arjalaguer
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